Al principio, la Sierra Nevada de Santa Marta estaba habitada solo por comunidades indígenas. Pero desde fines del siglo XIX, varios grupos de todas las regiones cafeteras de Colombia emigraron a la zona trayendo sus conocimientos y experiencias a las montañas de este territorio selvático cubierto por las brisas del Mar Caribe. Esta fusión da como resultado una nueva unión de familias colombianas que establecieron varias fincas en la Sierra.